Campylobacter, el “outsider” de la salud animal.
Desde hace algunos años la palabra Campylobacter se escucha cada vez más en los congresos y reuniones que tratan temas de salud animal. El género Campylobacter tiene 34 especies, pero en este artículo nos referiremos exclusivamente las dos que tienen mayor importancia por sus implicaciones epidemiológicas en salud pública: C. coli y C. jejuni.
Estas bacterias pueden estar presente en todos los animales de sangre caliente. Sin embargo, al tratarse de bacterias termotolerantes, se encuentran especialmente adaptadas a las aves de corral (cuya temperatura basal está alrededor de los 42°C). Así, se estima que hasta el 80% de casos de campylobacteriosis humana están relacionados al sector avícola en su conjunto.
Pero, ¿cuál es la importancia de Campylobacter en la salud humana?
Primero lo primero: la campylobacteriosis en la mayoría de casos no pasa de causar una diarrea autolimitante que, en personas susceptibles (niños, ancianos, personas inmunosuprimidas o gestantes), puede generar complicaciones características. También hay que mencionar que la inmunidad que se genera a partir de las infecciones de Campylobacter es bastante sólida y normalmente la exposición a este patógeno ocurre en edades tempranas. Esto hace que la mayoría de la población tenga niveles importantes de resistencia a la enfermedad.
Dicho esto, abarquemos la importancia de Campylobacter en 4 puntos:
1. La campylobacteriosis disputa el primer lugar (compitiendo con Salmonella) como agente causal de gastroenteritis a nivel mundial. De hecho, se estima que la cantidad de años de vida/trabajo (DALYs) perdidos es de más de un millón cada año.
2. La campylobacteriosis también está asociada al síndrome de Guillain-Barré, enfermedad autoinmune que puede desencadenar parálisis muscular. A pesar de que la incidencia de este síndrome es baja (3 en 100.000 casos de campylobacteriosis) hay una gran diferencia entre pasar una diarrea en casa y enfrentar un síndrome de parálisis de los nervios motores.
3. Pese a que el tratamiento con antibióticos de las diarreas causadas por Campylobacter no está recomendado, en algunos casos esta medida puede ser necesaria. En los últimos años la resistencia a los antibióticos que estas bacterias han adquirido se ha incrementado. Normalmente las quinolonas eran antibióticos de elección para tratar la infección en humanos. Con el tiempo, la presión selectiva del uso de estos antimicrobianos en la industria animal y la práctica médica, han determinado que la mayoría de cepas aisladas tengan niveles importantes de resistencia a las quinolonas. Bajo este panorama, los recursos terapéuticos de curso común que quedan disponibles para tratar la campylobacteriosis son limitados.
4. Hay que tomar en cuenta que el número de bacterias necesarias para causar una infección es relativamente bajo (500 bacterias). Si por ejemplo, consideramos que el contenido intestinal de las aves de corral puede llegar a tener más de 10.000.000 UFC/g, la presencia de Campylobacter termina siendo un tema de inocuidad alimentaria.
En este punto tendríamos que hablar del control de Campylobacter en animales domésticos y en humanos. Pero como Lord Kelvin, físico británico, dijo: “lo que no se puede medir, no se puede controlar”. Es por esto que el diagnóstico de Campylobacter en diferentes etapas de la producción animal y su epidemiología debe ser investigada. Lastimosamente, Latinoamérica tiene un déficit de conocimiento en estos temas. No obstante, algunos estudios han brindado luces sobre la complejidad epidemiológica de Campylobacter en el esquema de Una Sola Salud. Estas investigaciones están más allá del propósito de este post, por lo que nos dedicaremos a explicarlas en otros artículos.
Por lo pronto, dos cosas son seguras: 1) el conocimiento de estos patógenos alimentarios es fundamental para poder enfrentarlos y 2) la tarea de controlar Campylobacter en los alimentos debe ser tratada de manera multidisciplinaria, abarcando puntos que van desde la producción de alimentos hasta la cultura de los consumidores al manipular los mismos.