Resistencia bacteriana a la colistina: un escándalo llamado mcr-1
Hay noticias que se ponen de moda. Muchas no son más que rumores o acontecimientos puntuales que en poco tiempo dejan de ser importantes. Últimamente ha habido una gran difusión sobre la aparición de cepas bacterianas resistentes a colistina, un antibiótico usado en animales y seres humanos. Revisemos las implicaciones de esta historia.
El 18 de noviembre del 2015 un grupo de investigadores chinos publicaron un artículo científico que generaría gran controversia. Al investigar la razón por la que algunas cepas de E. coli aisladas de cerdos son resistentes a colistina, descubrieron un gen al que bautizaron como mcr-1.
Desde ese entonces, cientos de investigadores en todo el mundo comenzaron a reportar la presencia de este gen en E. coli y otras bacterias Gram negativas aisladas de casos clínicos, animales y del medio ambiente . Más recientemente, el 7 de julio del 2016 investigadores belgas publicaron el descubrimiento de un segundo gen responsable de esta resistencia, denominado (sin mucha imaginación pero con abundante practicidad) mcr-2 .
Pero la resistencia a colistina se conocía hace años. Además, la inmensa mayoría de cepas de E. coli son saprófitas y no representan ningún riesgo para la salud humana o animal. Entonces ¿por qué se ha generado tanta preocupación sobre este tema?
Es verdad que se conocía sobre la resisitencia a colistina pero el mcr-1 se identificó como un gen plasmídico. Los plásmidos son segmentos complementarios de ADN de las bacterias. Este ADN tiene la característica de ser muy dinámico. Los genes en los plásmidos se pueden mover con relativa facilidad entre bacterias hermanas de la misma especie e incluso entre bacterias de diferentes géneros. Esto hace que el mcr-1 no solo se pueda encontrar en los benignos y pan-difundidos E. coli sino que eventualmente pueda saltar a bacterias tan problemáticas como Salmonella spp., Klebsiela spp o Pseudomona spp. En este punto la preocupación se centra en la salud pública.
En los protocolos hospitalarios, la colistina es uno de los últimos recursos terapéuticos para tratar infecciones causadas por bacterias Gram negativas multiresistentes cuando el resto de antibióticos han fallado. En un escenario probable, habríamos terminado con el último recurso para tratar infecciones que en la actualidad se tratan con relativa facilidad, y lo que actualmente se cura en una semana podría llegar a ser una sentencia de muerte en el futuro. Aquí se alzan las voces optimistas sobre el descubrimiento de nuevos antibióticos, pero ya son décadas en las que las que el ritmo de aparición de resistencias bacterianas supera el descubrimiento de nuevos terapéuticos. También se habla de nuevas herramientas como senso de quorum, furelenos, nanotúbulos, etc. Pero estas tecnologías no han sido validadas y, probablemente, no las veremos en nuestra generación.
Entonces ¿Quiénes son los responsables de este desastre?, ¿Qué medidas se deben tomar? Las respuestas a estas preguntas son complejas. Si bien la industria animal ha usado colistina como promotor de crecimiento por muchos años, también es cierto que la eliminación de antibióticos al medio ambiente por el sector de la salud humana es importante. Ahora más que nunca los gobiernos consideran la real posibilidad de prohibir o limitar el uso de promotores de crecimiento en la industria pecuaria. Pero consideraciones éticas en términos de seguridad alimenticia deben ser tomadas en cuenta, especialmente en países en vías de desarrollo.
Lastimosamente, la expansión mundial de la resistencia a la colistina es una noticia que no tiene nada de rosa. Es importante que la discusión que ha desencadenado involucre a consumidores, médicos, veterinarios, productores, universidades, etc. Algo es seguro, se necesita mucha más investigación para pensar en dar una solución a mediano y largo plazo al tema de las resistencias a los antibióticos y su prevención. Todos esperamos que pase mucho tiempo antes que una nueva bomba noticiosa de estas características aparezca en las primeras planas, pero está en nuestras manos hacer que esto sea así.
Dr. Christian Vinueza, Ph.D.
Unidad de Investigación de Enfermedades Transmitidas por Alimentos y Resistencias a los Antimicrobianos (UNIETAR). Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia. Universidad Central del Ecuador.